Él cavó un refugio bajo tierra con la destreza de su prisa al agacharse con esfuerzo para labrar para sí mismo y todo ello le pertenecía & era su anhelo y él sudó su ceño & aplacó a su pandilla de muchedumbres pavoneándose bajo su auspicio en el hospicio para los vivos y él se ganó su pan & colocó en urnas a sus muertos con pavor, aquel ratón de campo eterno como un dragón en vuelo, y él hizo casa & leyes & al piojo fastidioso & al pésimo rufián para nosotros y nos entregó a los gorgojos de algodón con violencia & diligencia & nos libró de todo mal pequeño amén y es un colega & un hombre principal como éamon, aquel libertador grandioso & poderoso, Unfru-Chikda-Uru-Wukru Humphrey Chimpden Earwicker y por dios que él fue engendrado & engendró, nuestro ancestro el más adorado su señoría, hasta que pensó de uno mejor en su casa de viudo adicto de ventannas & vientos con aquel manto sonrojado sobre él de oído a oído de oreja a culo de año en año hasta el final ruborizado de lo que manda el culo a lo que acaba en los oídos. Y si quisiera un beneficio podrían despertarlo los murmullos & rumores de los aduladores & las hierbas susurrantes de la primavera y puede ser otra vez mayo cuando el pájaro fogoso se pare de las ascuas en diciembre. Y se hará de nuevo su voluntad si el alivio al llanto por el mayor de sus menores será dicho. ¿Tienen vinos pa’ mi boda & gemidos para escardar las malas hierbas [por qué no], trajeron novia y ropa de cama & brida para contenerse & plantas de jardín, darán whoopees o alaridos como issa por mi papi & mi muerte que es un? ¿Velorio? ¿Despertar? ¡A casa del güisqui!
¡Un hogar de porquería un agujero del diablo! ¿Me creen borracho & me embriagaron a morir?
Ahora acomódate, buen Mr. Finnymás, señor. Y toma tu ocio & yace seguro como un buen dios pensionado y no andes caminando en las afueras. Seguramente solo te perderías ahora en Healiopolis ciudad del sol en el cielo por la manera en que tus caminos a Kapilavastu dicho alto & a capella son aquellos ventosos serpenteando allá después del monte calvario, el camino de la Sombra del Norte por Northumberland Road y del Quinto Túmulo por Phibsborough Road y la calle del Atraco de Güilas Cadereantes por Watling Street y el arco iris más umbrío en el Camino Principal de Moore Street y moja tus pies tal vez con el rocío de niebla del baño de fuera. Encontrando algún enfermo viejo quebrado & la vieja bancarrota que buscabas o el burro de Patricio en saya al lado del almiar con su herradura colgando, clankatachankata, o una fulana roncando con un infante impuro en una banca. Esto te voltearía contra la vida, así lo haría. Y lo del clima ese mezquino que media también. Partir de Dublín es duro como Nugent sabía, abandonar la despojada & algo enmarañada por el whiskey más exuberante & embriagante que sus campos vecinos infranqueables e insinceros pero que dejan a tu fantasma no tener queja ni agravio. Estás mejor, señor, donde estás, señalado el primero con una cruz para llenar tu traje, con un chaleco de águila de sangre y todo, recordando tus formas y tamaños sobre la almohada de tus rizos de bebé bajo tu sicomoro al lado & al amparo del agua fría en el amnios del salmón celta que desova donde la arcilla de Tory atemorizará a las sabandijas y tienes todo lo que quieres, petaca, guantes, matraz, mechero de ladrillo, pañuelo, anillo y paraguas de ámbar, todo el tesoro de la pira funeraria, en la tierra de almas con Homero añorando la querencia y Brian Boru de mente barroca fraternizando con Barak y el pobre viejo Lonan y Nabucodonosor que bebe del cubo sin boquilla y el Gengis Khan Príncipe de Guinness. Y estaremos viniendo aquí, los sombríos jugadores de zanga, para rastrillar tu gravilla en tu tumba y trayéndote presentes, ¿no lo haremos, fenianos? Y no es nuestra saliva la que escatimaremos sobre ti, ¿es así, druidas? No esas pequeñas imágenes shabtis ruines, sucias como un penique y engaña ojos que compras en voz baja en las tiznadas tiendas para satis de la ciudad. No son sino ofertas de culos fuera del campo. Oloroso a miel a millas & llorando a mares, aquel Doctor Faherty, el médico loco de madison avenue, nos enseñó a bendecirte & hacerte bien. La papilla de amapola en teta bobada del opio de papá es un pasaporte. Y la miel es la cosa más sagrada salida de un hoyo que ha habido, colmena, panal y cera de oído, el alimento para la gloria, (¡cuida de conservar el bote o tu copa de néctar puede que rinda muy poco!) y algo de leche de cabra, señor, como solía traerte la doncella. Tu fama se está extendiendo como ungüento de albahaca pa’l Reyezuelo basilisco desde que los jóvenes irlandeses partidarios de Fintan Lalor te llevaron por la borda con sus gaitas por sobre las fronteras y hay familias completas en hogares más allá de los Botnios en suecia y ellos se ponen nombres de insulto por ti...
Este fragmento reproduce contenido de las páginas 24 y 25. Joyce consumía marihuana (por su glaucoma) y, según aparenta aquí, opio (por gusto, supongo). ¿Existe alguna referencia de esto en otro sitio, además de en las páginas de FW? También, obviamente, era dipsómano.
¡Un hogar de porquería un agujero del diablo! ¿Me creen borracho & me embriagaron a morir?
Ahora acomódate, buen Mr. Finnymás, señor. Y toma tu ocio & yace seguro como un buen dios pensionado y no andes caminando en las afueras. Seguramente solo te perderías ahora en Healiopolis ciudad del sol en el cielo por la manera en que tus caminos a Kapilavastu dicho alto & a capella son aquellos ventosos serpenteando allá después del monte calvario, el camino de la Sombra del Norte por Northumberland Road y del Quinto Túmulo por Phibsborough Road y la calle del Atraco de Güilas Cadereantes por Watling Street y el arco iris más umbrío en el Camino Principal de Moore Street y moja tus pies tal vez con el rocío de niebla del baño de fuera. Encontrando algún enfermo viejo quebrado & la vieja bancarrota que buscabas o el burro de Patricio en saya al lado del almiar con su herradura colgando, clankatachankata, o una fulana roncando con un infante impuro en una banca. Esto te voltearía contra la vida, así lo haría. Y lo del clima ese mezquino que media también. Partir de Dublín es duro como Nugent sabía, abandonar la despojada & algo enmarañada por el whiskey más exuberante & embriagante que sus campos vecinos infranqueables e insinceros pero que dejan a tu fantasma no tener queja ni agravio. Estás mejor, señor, donde estás, señalado el primero con una cruz para llenar tu traje, con un chaleco de águila de sangre y todo, recordando tus formas y tamaños sobre la almohada de tus rizos de bebé bajo tu sicomoro al lado & al amparo del agua fría en el amnios del salmón celta que desova donde la arcilla de Tory atemorizará a las sabandijas y tienes todo lo que quieres, petaca, guantes, matraz, mechero de ladrillo, pañuelo, anillo y paraguas de ámbar, todo el tesoro de la pira funeraria, en la tierra de almas con Homero añorando la querencia y Brian Boru de mente barroca fraternizando con Barak y el pobre viejo Lonan y Nabucodonosor que bebe del cubo sin boquilla y el Gengis Khan Príncipe de Guinness. Y estaremos viniendo aquí, los sombríos jugadores de zanga, para rastrillar tu gravilla en tu tumba y trayéndote presentes, ¿no lo haremos, fenianos? Y no es nuestra saliva la que escatimaremos sobre ti, ¿es así, druidas? No esas pequeñas imágenes shabtis ruines, sucias como un penique y engaña ojos que compras en voz baja en las tiznadas tiendas para satis de la ciudad. No son sino ofertas de culos fuera del campo. Oloroso a miel a millas & llorando a mares, aquel Doctor Faherty, el médico loco de madison avenue, nos enseñó a bendecirte & hacerte bien. La papilla de amapola en teta bobada del opio de papá es un pasaporte. Y la miel es la cosa más sagrada salida de un hoyo que ha habido, colmena, panal y cera de oído, el alimento para la gloria, (¡cuida de conservar el bote o tu copa de néctar puede que rinda muy poco!) y algo de leche de cabra, señor, como solía traerte la doncella. Tu fama se está extendiendo como ungüento de albahaca pa’l Reyezuelo basilisco desde que los jóvenes irlandeses partidarios de Fintan Lalor te llevaron por la borda con sus gaitas por sobre las fronteras y hay familias completas en hogares más allá de los Botnios en suecia y ellos se ponen nombres de insulto por ti...
Este fragmento reproduce contenido de las páginas 24 y 25. Joyce consumía marihuana (por su glaucoma) y, según aparenta aquí, opio (por gusto, supongo). ¿Existe alguna referencia de esto en otro sitio, además de en las páginas de FW? También, obviamente, era dipsómano.