Con el título Dos intraducibles, traducidos, el escritor argentino Patricio Pron comenta el libro “Estela de Finnegan” en su espacio de El Boomeran(g), blog literario desarrollado con el auspicio del periódico español El País.
Unos días atrás hablábamos de ese tipo de literatura que llamamos la traducción. Quizás valga la pena pues reseñar dos traducciones recientes que consideramos pequeños pero auténticos hallazgos.
La primera es la de Finnegans Wake, el extraordinario texto de James Joyce que habitualmente es considerado intraducible por la crítica. No se trata sólo de que, como muchos otros textos, el Finnegans esté repleto de juegos de palabras, chistes de difícil traducción, arcaísmos, palabras inventadas y voces deformadas: se trata de que el Finnegans "es" solamente esas cosas (a las que deben sumarse cientos de palabras procedentes de otras tantas lenguas y un tema que, por esta razón, resulta casi impenetrable). A modo de ejemplo de su complejidad, puede citarse un párrafo de su primera página:
Sir [Almeric] Tristram [Tristán], violamores, de sobr'el mar angosto, había no todavía [pasadotravez] vueltoarrivar desde North Armorica a este lado del raquítico istmo de Europa Menor par'empuñapelear su penisaislada guerra: ni [había] habido piedras de [jonathan] altósawyer por el riachuelo Oconee exageradas ellasmismás hasta [ser] gorgios del condado de Laurens mientras fueron dubliando su númer todo el tiempo: ni unavoz de unfuego [había] bramadicho mishe mishe [yo(soy)yo] para babautizar túerespetricio no todavía, aunque muipronto después, habí'un chicadete culacabado [a] un soso viejo isaac [butt]: no todavía, aunque todo se vale en vanaldad, fueron envueltas [seducidas] hermanas sosias iracundas con dosún nathanyjoe [jonathan (swift)]. [Al] Pudrir una pizca de la malta de pá' había Jhem o Shen hecho cerveza por luzarco y al final del [puente] rory el arcoiris [cimarreina] estaba para ser vistos algunosanillos sobre la caragua.
Quien haya pensado alguna vez que el Ulysses era un libro de difícil lectura puede regresar ahora a sus páginas con el convencimiento de encontrarse casi ante un texto para niños. De algún modo, el Finnegans es lo más parecido a una escritura sobre nada, a un texto que es él mismo silencio. Mientras que la editorial Houyhnhnm Press ha publicado en marzo de este año en colaboración con Penguin una edición "críticamente enmendada" editada por Danis Rose y John O'Hanlon, la edición española de la obra (publicada por Lumen en 1993, en traducción de Víctor Pozanco) se encuentra agotada. Me dicen que será reeditada en breve pero, mientras tanto, los lectores que deseen acercarse al texto pueden encontrar un meritorio esfuerzo de traducción aquí.
Se trata de la traducción del primer capítulo de la obra, realizada por iniciativa propia por el poeta mexicano J. D. Victoria. En mi opinión, la traducción es buena (aunque desde luego, y por el tipo de texto que es elFinnegans, los criterios para determinar si una traducción es buena o no lo es no tienen validez alguna aquí), pero lo interesante es que se trata de un esfuerzo personal, surgido del amor de un lector por un texto y de su deseo de compartir ese texto con otros lectores, y no el resultado de un encargo editorial; es decir, una actividad esencialmente antieconómica.
Maravillosamente resuelta está también otra traducción reciente de un texto considerado imposible de traducir. Se trata de la que hace el poeta y crítico mexicano Julio Trujillo del poema de Lewis Carroll "Jabberwocky" (aquí). Además de repasar brevemente las traducciones previas al español, Trujillo evoca la discusión entre Alicia y el lúcido Humpty Dumpty y, acertadamente, extrae de ella una poética para fundamentar sus elecciones como traductor. El resultado es "El Baraúndo", un poema que, como todas las muy buenas traducciones, es autónomo y al mismo tiempo tiene una relación directa con otro texto que lo precede. Vale la pena prestar atención al pequeño ensayo que acompaña la traducción de Trujillo.