martes, 8 de septiembre de 2015

Demos peso a nuestras palabras

Circula en redes sociales, a partir de agosto, la iniciativa de Julián Herbert y JD Victoria para alentar el ingreso al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) de mayor variedad de artistas con recorridos y propuestas distintas; lo cual partió de su polémica al respecto de algunas prácticas hegemónicas, avaladas por las Reglas de Operación en uso, que condicionan la trayectoria “pública” como primer criterio de selección para los beneficiarios de la distinción y el respectivo apoyo económico. Estos son los argumentos que presentó a su contraparte uno de los postulantes, de quien Confabulario de El Universal y la revista electrónica Ciencia & Cultura publicaron en junio sendos fragmentos de traducción de “Finnegans Wake”, última obra (portentosa) de James Joyce, relegada incluso de los programas académicos de recuento y estudio: un proyecto de vida que, desde su punto de vista, resulta tan ambicioso como el original, que requirió 16 años de gestación, y rebasaría el cronograma trianual impuesto como norma por el SNCA.


 SÍ HAY MÁS RUTA QUE LA VUESTRA
Apuntes previos a la Propuesta
de Nivelación para el Ingreso
al Sistema Nacional
de Creadores de Arte

EL PESO DE LAS PALABRAS
Si bien aspectos generales de esta reflexión aplicarían asimismo para la operación del resto de las disciplinas enlistadas en la convocatoria más reciente (2015) para ingresar al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), donde incluso en varios rubros ya operan mecanismos afines a los que se aludirán en la presente propuesta (incluyendo para las literaturas infantil, juvenil y en lenguas indígenas), acotaremos las referencias y el contexto a la disciplina de Letras en sus especialidades de Ensayo, Narrativa, Poesía y Traducción Literaria, atendiendo a un singular matiz de segregación que alientan las actuales condiciones del proceso de selección en dichos casos.
Por ello se presenta a su consideración este esbozo de iniciativa para modificar aspectos específicos al respecto en las Reglas de Operación del SNCA, cuyo objetivo declarado es “estimular, fomentar y apoyar la creación artística individual, así como contribuir a incrementar el patrimonio cultural de México”; donde la diversidad de proyectos (personales y colectivos) debe constituirse como uno de los elementos esenciales, siempre atendiendo al criterio insoslayable de apoyar de manera exclusiva “el talento y la excelencia”, y rechazando cualquier guiño a demeritar dicha misión adjudicando un sesgo “asistencialista” a este programa (en particular), para lo que existen otras vías de gestión en distintas y muy diversas instancias gubernamentales.

DE “IGUALES” A IGUALES
¿Pero quiénes y cómo definen “el talento y la excelencia”? Para ello subsiste el esquema de “justa retribución” que tiene su base en un primer filtro para los creadores más jóvenes, con fundamento en los incentivos brindados por los fondos estatales, que son el primer tamiz de calidad, aceptado de antemano; aunque en la oscuridad de los entretelones suelen asomarse atisbos de incipientes filias y fobias, cortejos, cabildeos y repartos a discreción de quien detenta el poder a esa mínima escala (autoridades burocráticas o santones culturales de la localidad).
El conveniente arranque en el propio feudo (dos o tres “logros”) facilita una estrella en el currículum para recibir alguna beca nacional para “menores de 30”, siempre al margen de criterios de adjudicación de abierta o solapada preferencia por “afinidades electivas”, como afiliarse a determinada “capilla” en boga o publicar en suplementos nacionales de evidente signo; si bien todavía existe espacio para el azar y/o la evaluación objetiva del trabajo literario del aspirante… si sobra algún lugar.
Los “premios nacionales” de provincia poco suelen valer, a menos que cuenten con el aval del INBA, y éstos con sorprendente regularidad parecen ofertarse bajo un velo de simulaciones y sobreentendidos, pues los jurados han sido ya tutores, compinches o estrechos colaboradores de los galardonados en algún foro, revista, congreso, coloquio, festival, encuentro o taller; aunque luego afirman no reconocer los textos trabajados de manera conjunta en la misma mesa. O el estilo como sello de agua en cada página. Los casos se multiplican año con año, entre pataleos histéricos y aplacadas ironías que fluyen de boca a pluma, teclado o podcast, sin mucho efecto. Por supuesto, los laureles obtenidos en el extranjero se cuecen aparte.
A causa pues de lo anterior, la mentada “paridad” ante los jueces de becas y certámenes está en entredicho.

PESSOA Y KAFKA, AUTORES “EMERGENTES”
Basta citar tan solo a estos dos escritores, que en sí mismos constituyen literaturas distintas de alcances universales, para echar por tierra el argumento que considera la trayectoria pública de un creador como su principal carta de presentación, talento y valía incuestionable. Siempre lejos de los reflectores y discretos con su arte, ¿cuántos como ellos se habrán perdido en el mundo porque sus respectivos albaceas acataron la voluntad insobornable del finado? ¿O porque ellos mismos destruyeron sus obras como un gesto de rencor o desprecio por el statu quo? ¿Cuántos hay ahora en la calle? ¿Cuántos en México?
El carácter de un escritor “de excelencia” suele ser, por lo menos, divergente del resto. Resulta entonces más sospechoso quien busca a priori el renombre que el que lo elude. Los hay Grandes entre nosotros que lo adoraron con o sin reservas (Sor Juana, Paz, Fuentes, Arreola, et al.) y otros de la misma talla que lo aborrecieron (Rulfo, tal vez Tario y pocos más). El periplo de cada autor es diferente. No todos comienzan publicando en la adolescencia ni persiguen el fasto a cualquier precio. No todos “sociabilizan” en banquetes o eventos pagados del erario ni departen en alegres tertulias con pares y mecenas. Los hay que guardan su arsenal, maceran lentamente sus palabras, le pellizcan minutos a la hora de ayuno o forzada vigilia para tramar un cuento imaginativo; algún poema de ecos profundos, e inusitada resonancia; la idea insistente que los ronda hasta que se desborda en el ensayo que consigue recrear a sus ancestros. Pero su modus operandi no está considerado, ni mucho menos validado, para acceder a la “casta letrada” que promueven las instituciones.

LA “CASTA LETRADA”
De acuerdo con lo esgrimido en la convocatoria de marras, “la aceptación o el rechazo de las postulaciones no determina su valor e importancia”… a menos que se busque ingresar al Sistema en algún otro momento. Todo el reparto de los heterónimos inéditos de Pessoa podría mirar estas palabras con justo recelo, ya que para obtener la nominación es requerido destacar de entre sus pares por “la trayectoria (pública) del postulante”, “el reconocimiento de la crítica especializada en su disciplina”, así como “los premios y/o distinciones nacionales e internacionales”. Van de vuelta entonces al cajón, apelando al capricho del destino o de algún lector curioso y dedicado que los ponga en su sitio en la improbable posteridad.
Negar de forma intransigente o sostener a ultranza que hay escritores de auténtica valía “en las sombras” tienen el mismo peso como tesis, pero al menos es conveniente brindar a ello el privilegio de la duda antes de acatar que el esquema actual arroja a la palestra sólo a los mejores. Además, destaca la paradoja de que el Código de Ética vigente impediría (considerado à la lettre) cualquier conformación de elencos entre “iguales” para otorgar los consabidos incentivos, ya que “es esencial para el Fonca que se mantengan niveles óptimos de integridad e imparcialidad en los procesos de toma de decisiones y que estos procesos se desarrollen libres de conflictos de interés que obstaculicen el funcionamiento y la transparencia de la institución”.
Sobran ejemplos históricos y coyunturales de los cuestionamientos al esquema de evaluación “recíproca” entre los miembros del gremio intelectual, donde alternadamente se suelen legitimar unos a otros, estrechando sus lazos como un grupo solidario e impermeable a los advenedizos, que en cualquier momento pudieran relegarlos de la nómina.
No obstante, los pensadores están hechos de otra pasta. O eso queremos pensar.

TUTELA MORAL
 No es gratuito que se adjudique a los artistas, y particularmente a escritores, un papel preponderante en la crítica de las desigualdades y la defensa de valores primordiales para la recta convivencia en sociedad. Por esto cabe suponer en nosotros una actitud superior de tolerancia al disenso y capacidad de autocrítica. De esta base partimos, no para menguar en modo alguno derechos adquiridos con esfuerzo y legítimos en sus aspiraciones, sino con el afán de encontrar soluciones viables para la mejora continua de un programa gubernamental de incentivo a la creación de excelencia, que constituye el baluarte vivo de la riqueza cultural de México.
            Por otro lado, apelando al ejercicio en marcha de definir los nuevos presupuestos en las instituciones públicas a partir de base cero, conviene realizar la revaloración de los aportes a la comunidad de los cientos de miembros en activo y por venir del SNCA frente a condiciones comparables de innegable privilegio de los miles de beneficiarios del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), específicamente en el área de Humanidades; como lo plantea la carta abierta fechada en 2013, con el aval de más de 150 intelectuales de primera línea (según los propios parámetros del Sistema), con motivo de las modificaciones a las reglas de operación de 2010, deplorando el retiro de la continuidad en los recursos asignados al gremio artístico, y donde los firmantes cuestionan con acierto: “¿Se consideró que esto era un despropósito y que los creadores no tienen derecho a renovar el apoyo que sí tienen, en cambio, los investigadores en el área de humanidades que dedican muchas veces su tarea a estudiar la obra de esos mismos creadores a quienes hoy se les niega la posibilidad de renovación del estímulo?”
            Para más inri, aquel documento anticipa con fidelidad las reinantes circunstancias de inequidad y falta de pluralidad que planteamos revertir con esta iniciativa.

ACCESO DESDE LA PERIFERIA
Para un creador “fuera del radar”, con absoluta independencia de la calidad de su obra, participar hoy día en la convocatoria de ingreso al SNCA constituye un envite con todas las probabilidades en contra, ya que pueden sortearse con relativa solvencia y seguridad los filtros administrativos y técnicos (prácticamente el 95 por ciento de los proyectos lo hacen), pero el escollo de librar con éxito la Comisión de Selección (conformada en exclusiva por “pares”) es ya insalvable, apelando a los criterios comunes (?) tanto “cuantitativos” como “cualitativos” que se aplican siempre a discreción. Porque el proceso entero es secreto, y los dictámenes, inapelables. A menos que se acudiera en cada caso de controversia por fundados motivos a la Dirección General de Denuncias e Investigaciones que se cita en el acostumbrado aviso del Conaculta. Pero eso no pasa. Aunque para algo estará vigente y operativa dicha instancia, a través de los años.
Porque cualquier polémica al respecto se dirime ya en las redes sociales. Sin mayores consecuencias, por cierto. Son las nuevas tribunas de expresión y de creación, con cientos de herramientas disponibles para texto, audio, video, edición, efectos especiales… y miles de aplicaciones. Está considerada una categoría específica en los fondos estatales y el nacional para los creadores de artes visuales que las emplean, con sendas prerrogativas y cuotas para su promoción exclusiva en ese rubro del quehacer cultural. Aunque también hay propuestas eminentemente literarias que se basan en las exploraciones de dichas plataformas… pero éstas no tienen un lugar en el concierto de las becas.
Ciertas vertientes novedosas de presentar la poesía y otras narrativas, complejas o fragmentarias; principalmente el microrrelato y formas breves de afilar el pensamiento como el aforismo, están dando brillantes resultados al colgarse en la Web, al alcance de todos. Sin papel y sin portadas. Sin reconocimientos, crítica especializada o incentivos institucionales. Desde espacios geográficos dispersos y distantes de los centros neurálgicos de la cultura nacional. El concepto de obra se transforma. Y lo están haciendo los jóvenes. Sin permiso.

LAS REFORMAS
I.         Reconsiderar a la alza la asignación de recursos al Fonca a partir del ejercicio en marcha del Presupuesto Base Cero.
II.        Asignar el 30 por ciento del presupuesto que se estipule por separado para cada categoría del SNCA con el objeto de atender exclusivamente las postulaciones de creadores mayores de 34 años, y sin límite de edad, que no hayan recibido dicha distinción y el respectivo estímulo económico del SNCA con anterioridad.
 III.     Instituir para el caso la categoría de Creador Emergente para la disciplina de Letras en sus diversas especialidades, a saber: Ensayo, Narrativa, Poesía y Traducción Literaria.
IV.       Los criterios de selección para Creadores Emergentes en Letras harán énfasis principal, pero no exclusivamente, en la presentación de proyectos viables de calidad, propositivos y significativos; avalados por muestras en archivos digitales (con extensión por definir) de un oficio creativo de excelencia en su especialidad, comprobado con la evaluación de la correspondiente Comisión de Selección en turno.
V.        Será opcional para Creadores Emergentes la consideración de premios y distinciones, así como la relación de obra publicada en plataformas convencionales (libros, suplementos y revistas); notas, reseñas, invitaciones y constancias de asistencia y/o participación en eventos afines al motivo de la postulación.
VI.       La distinción y el estímulo económico para Creadores Emergentes sólo podrán ser otorgados una sola vez por cada postulante, hasta por un periodo de tres años, de acuerdo con las Reglas de Operación vigentes.
VII.     El Creador Emergente recibirá un estímulo económico correspondiente a diez salarios mínimos durante su periodo de permanencia en el Sistema en esa ocasión, acatando todas las disposiciones evaluatorias y de retribución social consignadas en la convocatoria. 

De alguna manera, este documento termina pareciendo un proyecto para ingresar al Fonca; aunque supera las cinco cuartillas de rigor a doble espacio. Lo que son las cosas.


JD Victoria

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